El manuscrito que hace eco de las plagas de Egipto
- correio_da_historia

- 20 sept
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Existen descubrimientos históricos que nos obligan a revisar las narrativas antiguas con una mirada más atenta. Uno de ellos es la existencia de un manuscrito egipcio de unos tres mil años de antigüedad, conocido como el Papiro de Ipuwer, que todavía hoy intriga a arqueólogos, biblistas e historiadores. En él se describen catástrofes sucesivas: ríos convertidos en sangre, hambre generalizada, oscuridad sobre la tierra y la muerte de niños en las familias más acomodadas.
Quien lee este texto antiguo no puede dejar de pensar inmediatamente en el relato bíblico de las Diez Plagas de Egipto, narrado en el Libro del Éxodo. La coincidencia es demasiado impresionante como para ser ignorada: los ecos de un desastre natural o social parecen haber atravesado los siglos, tomando la forma de un mito religioso pero dejando tras de sí la sombra de un acontecimiento histórico.
El Papiro de Ipuwer, escrito en tono de lamentación, no menciona a Moisés, ni a los israelitas, ni a un Dios que interviene directamente en el orden natural. Y, sin embargo, los paralelismos son evidentes. Tal vez no tengamos aquí una prueba irrefutable de la veracidad literal del texto bíblico, sino más bien un testimonio contemporáneo de una crisis de enormes proporciones que dejó profundas huellas en la memoria colectiva.
Los estudiosos se dividen. Algunos ven en el manuscrito la confirmación de que las plagas de Egipto no son una mera construcción literaria, sino la transfiguración de acontecimientos reales: sequías, inundaciones, epidemias o fenómenos climáticos extremos que devastaron el valle del Nilo. Otros, más cautelosos, nos recuerdan que estamos ante poesía, no un informe. La función del escriba Ipuwer habría sido la de amplificar el caos social, dramatizando la ruina de un orden que parecía eterno.
Pero, sea cual sea la interpretación, el valor histórico es indiscutible. Este papiro nos muestra cómo, desde la Antigüedad, los hombres buscaron sentido a sus sufrimientos, transformando calamidades en narrativas que atravesaron los siglos. Tal vez la gran lección del Papiro de Ipuwer no resida tanto en la confirmación factual del Éxodo, sino en la capacidad humana de narrar el desastre para hacerlo soportable, de dar voz al sufrimiento para encontrarle un orden.
En tiempos de crisis globales —ambientales, sociales, espirituales— no podemos dejar de reconocernos en ese mismo esfuerzo. Tres mil años después, seguimos escribiendo papiros, ahora digitales, donde registramos nuestras plagas modernas. Y, al igual que en el antiguo Egipto, nos corresponde interpretar, comprender y transformar la tragedia en memoria, y la memoria en futuro.
Paulo Freitas do Amaral
Profesor, Historiador y Autor





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